Romina Córdoba es una destacada fotógrafa y periodista ecuatoriana que ha logrado consolidar su carrera en el ámbito del retrato artístico. Su enfoque se caracteriza por una profunda carga emocional y un estilo fine art, donde combina su pasión por capturar los momentos más significativos de la vida.
Después de tener a sus hijos, Romina decidió especializarse en retratos infantiles, abriendo su propio estudio hace cinco años. Hoy, es reconocida internacionalmente, habiendo ganado premios como el WPE Awards International Photography y representando a Ecuador en competiciones de fotografía como la World Photographic Cup. Además, es Sony Alpha Partner, lo que la convierte en una figura clave dentro de la fotografía contemporánea.
Esta entrevista conoceremos no solo su evolución como artista, sino también su visión sobre la fotografía como una forma de arte emocional y su experiencia como mentora para fotógrafos en plataformas internacionales.
¿Cómo describirías tu evolución como fotógrafa desde tus inicios hasta la actualidad?
Ha sido una evolución progresiva; los estilos y las categorías en las que he trabajado han cambiado con el tiempo, un poco reflejando la evolución de mi vida. Me gradué como periodista, por lo que mis inicios en la fotografía fueron a través del fotoperiodismo y la fotografía documental. Empecé con un estilo más cercano a la street photography, hasta que el director de fotografía de una revista vio mi trabajo y me contrató como freelance para una publicación importante en mi país, Ñam Magazine. Luego me dediqué a documentar para diferentes medios impresos con ese estilo, hasta que me casé, tuve hijos y comencé a inclinarme hacia el retrato. En ese proceso fui construyendo mi estilo hacia un retrato fine art narrativo.
¿Qué te inspira a la hora de crear y capturar tus imágenes? ¿Hay algún tema o concepto recurrente en tu trabajo?
En general, me inspira poder capturar emociones intensas o escenas que conecten con ideas que tengo. Trato de que mis fotografías tengan composiciones profundamente emocionales y detalladas. La luz y el ambiente juegan un papel crucial en mi trabajo para que esos retratos puedan leerse de manera narrativa, contando una historia o evocando una emoción. Intento crear y capturar imágenes íntimas y, a veces, viscerales, que conecten con el espectador, invitándolo a explorar y reflexionar sobre el carácter y el contexto emocional que rodea a los sujetos en mis obras. En cuanto al estilo, me ayuda mucho transmitir este mensaje a través de una edición fine art.
¿Podrías compartir un poco sobre tu proceso creativo? ¿Cómo desarrollas una idea desde su concepción hasta la imagen final?
Sí. Tengo dos maneras de trabajar mis fotos. Las que son muy personales, por lo general, surgen de ideas que llegan de manera natural mientras juego con mis hijos, leo cuentos, veo películas, escucho música o atravieso diferentes etapas de mi vida. Aunque no suelo ponerme frente al lente, considero que actualmente estoy en un proceso de cambio en mi fotografía, ya que busco, a través de modelos, que las fotos sean más autobiográficas. Suelo anotar todas las ideas que se me ocurren, o a veces las dibujo cuando son más complejas en cuanto a composición.
Cuando trabajo para clientes, el proceso es distinto; parto de un cuestionario o entrevista que les hago para conocer su historia, lo que les gusta hacer y entenderlos mejor. Con esa información, trabajo en un proceso creativo para producir ambientes que me ayuden a contar su historia. Así, cada foto o sesión se vuelve muy personal para ellos y, de cierto modo, también para mí, ya que mantengo mi estética.
¿Cómo ha sido tu evolución como fotógrafa desde que comenzaste hasta ahora? ¿Qué lecciones importantes has aprendido en el camino?
Mi evolución ha venido con mucho aprendizaje. Pienso que, como muchos, empecé queriendo encontrar desde la primera foto un “estilo”, pero me di cuenta de que esto se va formando con el tiempo, a medida que trabajas más y te das cuenta de qué es lo que realmente te gusta. Creo que la lección más importante que he aprendido es respetar mi estilo y ser sincera con mi trabajo. Pienso que en la sinceridad y en atreverme a probar mis ideas he logrado destacarme. Al ponerle esfuerzo y fe a mis ideas, he conseguido ser cada vez más sincera con lo que hago.
Otra lección que considero importante es evitar compararse con otros fotógrafos. Está bien apreciar y observar el trabajo de otros, pero la comparación no tiene cabida, ya que cada persona ha tenido una evolución independiente, marcada por su contexto social, familiar, económico y cultural. Lo importante es disfrutar el camino.
Por último, recomendaría escuchar los consejos sobre fotografía, técnica y estilo, pero no tomarlos demasiado en serio, ya que al romper las “reglas” es donde se encuentra el descubrimiento. A veces, silenciar al resto es lo mejor para auto-descubrirse, y la pausa es el primer paso hacia la autenticidad. Hacer una pausa y preguntarnos con sinceridad qué es lo que realmente nos mueve es fundamental. No se trata de lo que otros dicen que eres, ni de lo que deberías ser o cómo deberías hacer las cosas, porque en ese proceso pierdes la individualidad que te hace único. Te conviertes en una réplica de las confusiones ajenas. Eres lo que piensas de ti mismo, y no hay trabajo más bello y significativo que el que se hace desde la sinceridad, porque ahí es donde marcas la diferencia.
La luz juega un papel crucial en la fotografía. ¿Cómo abordas la iluminación en tus proyectos, especialmente cuando trabajas en exteriores?
La luz es fundamental en mi trabajo, ya que es lo que le da el ambiente a mis fotografías. La abordo según el personaje o los personajes que tengo en ese momento. La luz me ayuda a darle sentido al concepto de mis fotos y a mis composiciones. Además, la utilizo mucho en la edición, ya que determina la luminosidad de la paleta de colores. El color es también una parte importante de mi trabajo en exteriores.
¿Hay algún proyecto fotográfico que consideres particularmente especial o significativo en tu carrera? ¿Por qué?
Creo que el proyecto más personal ha sido documentar creativamente las etapas de crecimiento de mis hijos. Las fotos de ellos son las más especiales para mí. Sin embargo, también diría que mis sesiones navideñas, inspiradas en la infancia de mis hijos, son muy significativas, ya que he apostado por conceptos únicos y arriesgados para los clientes. Por ejemplo, la sesión “Roullete de la Navidad” se inspiró en el cuadro Roullete de mi pintora favorita, Remedios Varo, donde creé una carreta móvil que daba la sensación de volar en el cielo mientras los niños tocaban piano. Lo curioso es que la diseñé para niños, pero al final muchos padres también se subieron, ¡jaja! Otras sesiones especiales fueron “Pescando estrellas” y “Steampunk de la Navidad”, con conceptos mágicos y escenarios creativos.
¿Cuál ha sido el mayor desafío que has enfrentado en tu carrera como fotógrafa, y cómo lo superaste?
La ansiedad ha sido uno de los mayores desafíos. Hubo una época de mucho trabajo en la que colapsé por exceso. Económicamente me iba muy bien, ya que mis clientes buscaban algo diferente, pero al mismo tiempo dividía mi tiempo entre ser mamá, esposa y mentora de fotógrafos en una plataforma en línea. Desarrollé el síndrome de burnout o del quemado, lo cual fue muy difícil. Lo superé con mucho apoyo de mi familia, mi psicólogo y descanso. Aprendí que la paz no se compra y que el descanso es necesario.
¿Cómo ves las tendencias actuales en la fotografía, y cómo se relacionan con tu estilo personal?
Honestamente, no sigo mucho las tendencias actuales porque intento no estar tan pendiente del teléfono y enfocarme en mi trabajo. He notado que están de moda las fotos con sensación de movimiento, lo cual me intriga, pero no lo he probado. También está el tema de la inteligencia artificial (IA), que he empezado a explorar. Me parece interesante, aunque actualmente no la uso mucho, salvo en algunas funciones de Photoshop. Creo que las nuevas herramientas están ahí para investigarlas y encontrar un equilibrio donde puedan complementar nuestro trabajo, sin reemplazarlo. Hoy más que nunca, el valor de lo artesanal se eleva en relación a lo que una IA podría generar a partir de una simple frase.
Cuéntanos sobre tu equipo fotográfico. ¿Hay alguna cámara o lente que consideres imprescindible en tu trabajo?
Sí, mi cámara Sony Alpha 7 III para clientes es todo lo que necesito. Para proyectos más especiales, la Alpha 7R V es la mejor por su calidad y resolución. En cuanto a lentes, mis imprescindibles son el 70-200mm, el 50mm y el 85mm, este último tanto para estudio como para exteriores. Todos de la línea G Master.
¿Qué rol juega la edición en tu trabajo? ¿Prefieres mantener tus fotos lo más naturales posible o utilizas técnicas de postproducción para lograr el efecto deseado?
La edición es muy importante en mi trabajo, ya que me especializo en la edición fine art, donde el proceso requiere tiempo, y es como pintar, solo que uso una tableta de edición en lugar de pinceles. Este es el estilo que define mi fotografía y le da valor y sentido a mis imágenes. Uso Lightroom para un primer revelado y Photoshop para trabajar el estilo fine art. Dependiendo de cada foto y del concepto, a veces solo cambio el color, mientras que otras requieren composiciones más complejas. Me gusta trabajar de ambas maneras, ya que lo importante para mí es el mensaje de la foto, y cada imagen puede ser distinta.
¿Qué te gustaría que la gente recordara o sintiera cuando vea tu trabajo fotográfico?
Que se emocionen, que las fotografías les ayuden a recordar, a soñar o a desconectarse un poco de la vida y simplemente apreciarla.
